ENFERMEDADES OCASIONADAS POR LA RADIACIÓN SOLAR
Aunque la luz solar es vital
para el desarrollo de muchos o casi todos los procesos y fenómenos de la
naturaleza como la nutrición y el crecimiento de las plantas, la vitalidad y supervivencia de los ecosistemas
del medio ambiente, la regulación de la temperatura del planeta, entre muchos
otros; también es la responsable de un sin número de lesiones y enfermedades en
el hombre ocasionadas por la frecuente exposición
de este a dicha radiación sin protección alguna. Con el deterioro de la capa de
ozono los rayos ultravioleta emitidos
por la superficie del sol entran a la tierra en mayor magnitud y de manera
directa, millones de personas ignoran la gravedad de este fenómeno y se exponen
a las radiaciones solares sin ningún tipo de protección, es común encontrar
operarios agrícolas trabajando a la intemperie, que no utilizan overol,
bloqueadores solares o filtros ópticos para proteger su salud. En la actualidad
han surgido un sin número de enfermedades causadas por este fenómeno tales como cáncer de piel,
envejecimiento prematuro de la misma, lesiones ópticas como la conjuntivitis y
otros daños severos, aunque la energía lumínica generada por el sol ofrece
muchos beneficios a la salud de hombre, de no saber emplearla se puede afectar
gravemente el bienestar del cuerpo. Mas que informar el objetivo primordial de
este blog es contribuir la lconcientización del lector acerca de la necesidad
de cuidar nuestro cuerpo especialmente la piel de las peligrosas radiaciones
UV.
Lesiones en la
piel por radiaciones solares
Tomar el sol se
ha considerado un hábito saludable, pero un exceso de sol en determinados tipos
de piel puede provocar ciertos problemas, como quemaduras solares, arrugas,
pigmentaciones, cambios de la textura de la piel, y, lo que es más importante
cáncer de piel.
La radiación
solar se compone de radiación visible e invisible. La fracción invisible de la
luz, representada por los rayos ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB) es
la causante de la mayoría de los problemas de piel.
Los rayos
ultravioleta son más intensos y peligrosos en verano, en zonas próximas al
ecuador, y en grandes altitudes. También pueden tener una intensidad significativa
en los días nublados. Ciertas barreras
físicas como el cristal de una ventana dejan pasar los UVA, y ciertas ropas de
tejidos poco tupidos pueden dejar pasar hasta un 50 % de la luz ultravioleta, y
todo esto debe tenerse muy en cuenta.
La
protección solar
La protección
solar puede ayudar a prevenir los daños inducidos por la luz solar y reducir el
riesgo de cáncer. La primera medida de fotoprotección debe ser evitar el sol en
las horas centrales del día (Entre 10 am y 4 pm) y utilizar ropas adecuadas
(protección física). En último término, deben emplearse las conocidas cremas
fotoprotectoras.
La ropa adecuada
debe ser de un tejido lo suficientemente tupido, y sombreros o gorros de ala
ancha para proteger la región facial. Asimismo, deben utilizarse gafas de sol
para proteger la región ocular. Las sombrillas y sombreros protegen de los
rayos UV que inciden de forma vertical, pero no contra la luz difusa que se
produce por reflejo sobre el agua, la arena y otras superficies. Hay que
recordar que los rayos ultravioleta son invisibles, y nos puede parecer que
estamos protegidos del sol cuando en realidad no lo estamos.
Los
fotoprotectores actúan absorbiendo o reflejando los rayos del sol en la piel.
Están disponibles en forma de cremas, lociones, geles, sprays o barras
labiales. El factor de protección solar (SPF) es un número que debe especificar
su capacidad bloqueadora de los rayos ultravioleta. No existe el fotoprotector
perfecto. La mayoría son buenos bloqueadores del UVB, que causa el enrojecimiento
o eritema solar, y las quemaduras solares, pero no cubren tanto el UVA que está
más asociado con el daño de la piel y el cáncer cutáneo.
Los protectores
solares deben tener como mínimo un factor de protección 15. Personas con piel
más blanca, de ojos claros, que se queman con facilidad, pueden necesitar de
entrada protectores de índice más elevado, como el 30 o el 50. Ningún
fotoprotector tiene una duración de acción que supere las 2 horas, incluso los
comercializados como resistentes al agua, así que deben reaplicarse con
frecuencia, especialmente en condiciones de ejercicio y sudor, y baños en el
agua. Además, es conveniente aplicarlos una media hora antes de la exposición
al sol para que sean realmente eficaces.
La
quemadura solar
Se produce en primer lugar y de manera
inmediata un eritema o enrojecimiento, que comienza a aparecer a las pocas
horas de iniciar la exposición al sol y alcanza su máxima intensidad a las
12-24 horas. Cuanto la exposición es excesivamente prolongada y persistente su
aparición puede ser muy intensa e incluso se puede producir una quemadura más
profunda con formación de inflamación, edema y ampollas. La facilidad con que
aparece el eritema es proporcional al número de exposiciones previas a los
rayos ultravioletas. Este enrojecimiento de la piel se debe a la acción directa
de los rayos ultravioleta tipo B. Estos rayos penetran poco en la piel, afectan
a la epidermis y sólo un 10% llegan a la zona de la unión epidermis-dermis. Los
rayos ultravioleta de tipo A también pueden producir eritema pero se necesitan
1.000 veces más de radiación.
El
bronceado
El bronceado es
un efecto tardío de la exposición al sol, y las personas lo consideran en
general un signo de buena salud. Los dermatólogos saben que el bronceado es en
realidad el resultado de un daño infringido a la piel. Nuestra piel se protege
del exceso de sol fabricando más melanina, por eso se broncea. Los rayos UVA de
los salones de bronceado son tan nocivos para la piel como la luz solar, o
incluso más, porque la radiación ultravioleta A es capaz de penetrar en la piel
a mayor profundidad, y es la responsable del envejecimiento prematuro de la
piel y del cáncer de piel.
SOL Y ENVEJECIMIENTO DE LA PIEL
Los rayos UV, sobre todo de tipo A, así
como otros factores externos (polución ambiental, humo, tabaco, ...) provocan
la formación de radicales libres con gran capacidad oxidante, que dañan las
células y provocan un envejecimiento de la piel.
Desde el punto de vista clínico, el
fotoenvejecimiento es indudablemente responsable de la mayor parte de los
cambios no deseados del aspecto de la piel. Se manifiesta particularmente en
las zonas del cuerpo que están más expuestas al sol (cara, cuello y manos). En
estas zonas la piel pierde elasticidad, se hace áspera, se arruga, toma un
color amarillo y aparece una pigmentación irregular con diversas pequeñas
manchas oscuras (manchas de envejecimiento), salpicada de talangiectasias y arañas
vasculares.
La característica histológica (al mirar
al microscopio) del fotoenvejecimiento es la elastosis dérmica, producida por
degeneración de las fibras elásticas. La epidermis de una piel fotoenvejecida
se caracteriza por variabilidad en cuanto a su grosor, con una alternancia de
áreas con una gran atrofia y áreas hiperplásicas (más engrosadas); en cuanto a
la pigmentación, se observan léntigos solares (lesiones dermatológicas
pigmentadas asociadas a la exposición solar crónica) junto con áreas despigmentadas
(esto es muy típico en antebrazos y piernas, a modo de pequeñas
"gotas" sin pigmento). Los melanocitos están irregularmente
distribuidos a lo largo de la membrana basal y las células de Langerhans
epidérmicas están en mucho menor numero, en comparación con la piel protegida
de la misma persona. Se ha demostrado que dosis moderadas de UVB asociadas a
altas dosis de UVA producen una gran elastosis, mucho mayor que la que
ocasionan separadamente las radiaciones UVA o UVB. Esta simulación corresponde
a la utilización de un filtro solar de factor de protección elevado, sólo
frente a la radiación UVB.
Podemos considerar dos mecanismos de
prevención del fotoenvejecimiento: uno pasivo utilizando filtros solares
adecuados, acompañados de los cosméticos hidratantes necesarios para reponer el
agua perdida por efecto de las radiaciones solares, y otro activo,
contrarrestando el efecto nocivo que los radicales libres, inducidos por las
radiaciones solares, producen sobre las macromoléculas cutáneas (con aparición
de lipoperóxidos en las membranas celulares y las alteraciones oxidativas en
proteínas y ácidos nucleicos principalmente). En este sentido han comenzado a
usarse sustancias antiradicalares a modo de "filtros biológicos".
El
cáncer de piel
Es bien conocido
que la luz solar es un factor implicado en la provocación de cáncer de piel,
tanto el carcinoma basocelular y escamoso como el melanoma. Un 90 % de estos
cánceres aparecen en las zonas de la piel expuestas al sol: la cara, el cuello,
las orejas, las manos y los antebrazos.
Las
reacciones alérgicas
Algunas personas
desarrollan reacciones alérgicas en la piel. En algunos casos, estas reacciones
pueden aparecer después de la exposición al sol. Los síntomas pueden ser placas
rojas, ampollas o habones, localizadas en zonas donde toca el sol, como la
cara, el escote, los brazos y las manos. En ocasiones estas reacciones son
causadas por alergia a plantas, medicamentos o cosméticos, siendo necesario que
haya luz solar para provocar la reacción.
EL SOL Y LOS OJOS
La exposición del ojo a los rayos
ultravioleta depende de numerosos factores: de la radiación reflejada por el
suelo, del grado de intensidad de la luz del cielo que obliga a nuestros
párpados a entornarse, de la cantidad de luz reflejada por la atmósfera, o de
la utilización de gafas de sol.
Algunos de los efectos agudos de la
radiación UV sobre el ojo son la fotoqueratitis (inflamación de la córnea y del
iris) y la fotoconjuntivitis (inflamación de la conjuntiva, que es la membrana
que recubre el interior de los párpados), que son trastornos dolorosos pero
reversibles, y fácilmente evitables usando gafas de protección.
Entre los posibles efectos crónicos se
cuentan la aparición de pterigyum (tejido opaco blanquecino que se forma en la
córnea), el cáncer de células escamosas de la conjuntiva (tumor maligno
escamoso o en placa), y las cataratas. En la actualidad 16 millones de personas
en todo el mundo afectadas de ceguera por cataratas; según estimaciones de la OMS,
el número de estos casos causados por la exposición a los rayos UV podría ser
de hasta un 20%.
Para Recordar
- La necesidad de protección de la piel
frente a la exposición solar es un problema importante de salud, no sólo moda o
estética.
- El sol se acumula y tiene memoria, de
modo que la piel "recuerda" toda la radiación que ha recibido desde
la infancia. Los efectos negativos que van apareciendo paulatinamente en la
piel son consecuencia de la suma de la radiación solar recibida a lo largo de
los años. Por eso, se ha demostrado que uno de los principales factores de
riesgo de padecer cáncer de piel en la etapa adulta es el haber presentado
insolaciones o quemaduras solares repetidas en la infancia y adolescencia.
- La exposición a la radiación solar de
forma continuada (personas que trabajan al aire libre, deportistas...), es tan
nociva como una exposición intermitente pero intensa (por ejemplo, durante las
vacaciones).
- Tomar el sol no es sólo estar en una
tumbona en la playa, sino también caminar por ella, acudir a una piscina,
caminar por la montaña, tomar el sol en la terraza, estar muchas horas en la
calle por motivos profesionales, deportivos o recreativos...
- El sol que nos da cuando salimos 5
minutos a la calle ya es suficiente para la correcta mineralización de los
huesos. No se justifica tomar el sol más de este tiempo "para prevenir la
osteoporosis".
- Es importante consultar
inmediatamente al médico si se detecta que la forma, color o contorno de las
manchas oscuras de la piel se modifican. Si se detecta a tiempo, el cáncer de
piel puede curarse.
Para prevenir o disminuir estos riesgos
y/o efectos existen una serie de estrategias de fotoprotección de los cuales
hablaremos más adelante.
Consejos
sobre la protección solar:
·
Utilice un
protector solar con un índice de protección 15 al menos. Debe aplicárselo sobre
toda la piel expuesta al sol, incluyendo los labios, e incluso en los días
nublados.
·
Si está expuesto
al agua, ya sea nadando, duchándose o sudando, debe emplear un protector solar
resistente al agua.
·
El protector
solar debe aplicarse de nuevo cada 2 horas.
·
Utilice un
sombrero de ala ancha y gafas de sol.
·
Busque la sombra
en la medida de lo posible.
·
Lleve ropas que
le protejan del sol, de tejidos tupidos que no dejen pasar la luz.
·
Planee sus
actividades al aire libre fuera de las horas de mayor insolación (entre 10 am y
4 pm)